Soledad, vieja amiga, cuando tus besos de silencio se posen
en mis labios y me hielen la palabra como témpano del alma.
Cuando el viento pase sobre esta duna y no se lleve de mi
voz mas que su ausencia. Escribiré sobre la arena los poemas de otras soledades
que, desde esta cima, acariciaron con sus dedos el cielo que a mí se me niega.
Así, soledad, mientras mis heridas sangran la sangre de
otro, tú morirás tu muerte, pero yo lloraré tus lágrimas, cuando otros planten
aquí la bandera de sus versos.
M.Lobato
Alguna vez
la encuentro por el mundo
y pasa junto
a mí;
y pasa
sonriéndose y yo digo:
¿Cómo puede
reír?
Luego asoma
a mi labio otra sonrisa
máscara del
dolor,
y entonces
pienso: - Acaso ella se ríe,
como me río
yo.
Gustavo Adolfo Bécquer
Aunque me quemara la arena y me doliera el alma, no me importaria si con ello hiciera que escribiera estas bellas palabras.
ResponderEliminarSi supiera quién eres, a mí tampoco me importaría arder contigo y que tu dolor me doliera. Gracias.
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