Hoy es ayer, porque ayer viví;
hoy no encuentro nada que ponerme
para vestir la existencia desnuda de motivo,
sólo camisas negras,
y no quiero…
me niego a salir de luto por las calles,
y dar pena.
Sonrío, y se me cae la sonrisa,
cogida con alfileres robados a otros días
a mi carne de ahora,
y se hace triza sobre el suelo del presente,
y cruje bajo los pies de la gente que la ignora,
como mariposa nacida a destiempo
sin flor donde posarse.
Se desplomó el otoño sin avisar,
y llueven hojas sobre mi pensamiento;
la primavera se secó a mi alrededor,
como útero ingrávido de anciana quinceañera
en plena noche de amor.
Se apagó la luna,
pero sigo caminando
bajo el paraguas de los sueños,
buscando la luz.
M. Lobato
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