Con el mismo interruptor
que se apagan las estrellas,
se apaga un sueño de amor.
Zarpa el velero del todo
por un mar de luz irremediable;
la nada se despierta…y no es ella.
Sólo queda un cuerpo sobre el lecho,
¡late corazón!
que parezca que no he muerto.
M. Lobato
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