Sólo Dios…
podría contemplarte desde arriba;
nada hay…
por encima de ti cuando tú bailas,
ni tan siquiera el
aire que respiras
y que atrapan tus manos solitarias.
Todo lo demás… si es que algo existe,
postrado está a tus pies y ya hecho tabla,
espera la llamada de tu cuerpo
dispuesto a entregarte hasta su alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario